Primeras impresiones, primeras ideas.
La primera cita no es una reunión. Es un encuentro creativo, un diálogo entre la novia, su historia y la forma que puede tomar sobre el cuerpo.
Durante dos horas y media me dedico a escuchar. Hablamos de cómo eres, de lo que te inspira, de cómo te imaginas. Después, entramos en el universo de los tejidos: los tocas, los ves en cuerpo, los mezclamos. Los hago vivir sobre ti —no en una hoja— para ver cómo se comportan al contacto con tu silueta y tus gestos. Ahí empieza la magia: esa mezcla de textura, peso y volumen que define el alma del diseño.
Con toda esa inspiración crearé entre 4 y 6 bocetos exclusivamente para ti. En ellos verás reflejadas tus ideas, pero también propuestas nuevas y sorprendentes. Porque diseñar un vestido no es solo seguir indicaciones: es ofrecer una visión creativa que respete tu esencia y te ayude a destacar de forma única.