Nuestra Historia
EL LEGADO DE TRES GENERACIONES
TRADICIÓN, ARTESANÍA Y ELEGANCIA ATEMPORAL
Lo que hoy conocéis como Alex Vidal tiene sus orígenes en 1956, cuando mi abuelo Alejandro comenzó su carrera como diseñador con su propia marca homónima. No fue hasta 1975 cuando la firma adoptó el nombre de Alex Vidal, dando inicio a una nueva etapa que consolidaría a la casa como uno de los grandes nombres de la Alta Costura valenciana.
Mi abuelo fue uno de los primeros modistos en ganarse la confianza de las mujeres más sofisticadas de Valencia. Para muchas, fue el gran referente de elegancia en los años 70 y 80. Y para mí, simplemente, mi abuelo.
Vestía a novias en su gran día, pero también a mujeres que buscaban prendas únicas para su día a día. Prendas confeccionadas con tiempo, precisión y alma. De él heredé el respeto absoluto por la artesanía, por los patrones hechos a medida, por la obsesión con cada puntada. Su filosofía era clara: calidad sobre cantidad, siempre.
Con los años, fue mi padre quien tomó el relevo. Apostó por las colecciones de temporada, fundó boutiques en Valencia y llevó la firma a pasarelas como la Valencia Fashion Week, dando a la marca una proyección nacional. Aun así, la Alta Costura nunca dejó de estar en el corazón del Atelier. La personalización, el trato cercano y la atención al detalle siguieron marcando el camino.
Hoy, me toca a mí continuar esa historia.
Mi reto es mantener los valores que nos han hecho quienes somos —la tradición, la excelencia, la artesanía— y, al mismo tiempo, adaptarlos a una nueva generación de novias. Novias que valoran la autenticidad, pero también buscan ligereza, libertad y un lenguaje contemporáneo.
Encontrar ese equilibrio entre lo clásico y lo actual no es fácil, pero es necesario. Porque si dejamos atrás el oficio, la dedicación y el tiempo que exige un vestido bien hecho, perderemos una parte esencial del arte que es la Costura.
En un mundo de inmediatez, crear a fuego lento es un lujo.
Cuando decimos que la mayoría de nuestros acabados se realizan a mano, no es un reclamo comercial. Es una realidad cotidiana. Nuestra forma de trabajar no es la más rápida, pero sí la que garantiza los mejores resultados. Porque, como las mejores recetas, los vestidos más especiales también necesitan tiempo, mimo y alma.
Alex Vidal
DISEÑADOR
UNA HISTORIA DE VOCACIÓN, HERENCIA Y ESTILO PROPIO.
El diseño de moda siempre ha sido mi pasión. Desde niño viví de cerca lo que significa crear un vestido desde cero. Pasaba horas en el taller viendo trabajar a mi abuelo y a mi padre: trazando patrones, cortando tejidos, cosiendo con precisión y mimo. Ellos me enseñaron que lo más valioso de este oficio no está solo en el resultado, sino en la emoción que siente una mujer cuando se reconoce en su vestido.
Estudié Diseño de Moda en el Instituto Marangoni de Milán, donde perfeccioné la técnica que había aprendido en casa. Milán, una ciudad donde la moda está en el aire, me permitió descubrir nuevas formas de entender el diseño, pero sin perder nunca las líneas puras, el aire romántico y la artesanía que siempre me han definido.
Al regresar, me incorporé al taller familiar, primero como diseñador y más adelante como director creativo. Durante varios años lancé colecciones de moda para pasarela, que fueron premiadas por su originalidad y me llevaron a ser finalista en los premios Who’s On Next de Vogue España, uno de los mayores reconocimientos a diseñadores emergentes del país.
Al mismo tiempo, seguí especializándome en Alta Costura dentro del propio Atelier, aprendiendo directamente de nuestras patronistas y modistas las técnicas que aplicamos a diario en cada vestido.
Desde hace siete años diseño en exclusiva para Alex Vidal Atelier. En este tiempo, he encontrado mi verdadera vocación: crear vestidos únicos para novias reales.
El equipo
EL OFICIO
EN ESTE TALLER, LAS MANOS JÓVENES CONVIVEN CON LA EXPERIENCIA.
Algunas llevan años afinando cada puntada; otras han aprendido observando, escuchando, repitiendo los mismos gestos hasta hacerlos suyos. Hoy trabajamos entre quienes suman décadas de oficio y quienes aún cosen con la tensión de hacerlo perfecto. Esa mezcla nos define.
Pero no estaríamos aquí sin quienes nos enseñaron. Algunas ya no están cada día. Algunos, hace tiempo que se fueron. Y sin embargo, su manera de coser, de medir, de mirar, de corregir… sigue entre nosotros.
Está en cómo se resuelve una prueba cuando el tejido no cae como debe. En cómo se drapea con criterio, sin marcar el tejido. En cómo se busca la solución sin alterar el diseño ni perder la calma. Sus nombres quizá no figuren aquí.
Pero su saber, sí.
En cada costura, en cada ajuste, en cada decisión… siguen estando.
Y es gracias a ellos —a todas ellas— que seguimos creando vestidos que no solo visten, sino que perduran